domingo, 14 de septiembre de 2008

PARA LLORAR A MARES


LA LINTERNA DE PAPEL

PARA LLORAR A MARES

Por Víctor Bórquez Núñez.-

La silenciosa partida de la actriz Marés González, Premio Nacional de Arte 2003, quien falleció la noche del sábado pasado producto de una falla multisistémica, nos golpea dolorosamente. La conocida artista de 83 años, sufría un
cáncer al paladar, falleció en la UCI del Hospital Barros Luco, despidiéndose de este mundo con la distinción que le conocimos y con el imborrable recuerdo que nos dejó para quienes tuvimos el honor de ser sus anfitriones cuando, recién galardonada, visitó Antofagasta junto al cineasta Patricio Ibar Espinoza, para mostrarnos el cortometraje ‘Un regalo para el alma’, donde ella era la protagonista.

Nacida en 1925 en Misiones, Argentina, con el nombre de María Inés González Castro, su carrera comenzó estudiando moda en Buenos Aires. En Chile, su primer trabajo en Santiago fue de dibujante para la Editorial Zig-Zag, para después derivar de manera incontenible al teatro, ingresando a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, de donde se licenció en 1952.

Con una destacada trayectoria en las tablas, que partió con el clásico 'Fuenteovejuna' del Teatro Experimental, María Inés derivó a Marés, como decidió apodarse ella misma, siendo siempre considerada como una diva a la cual le encantaba jugar a ser la villana más dura de las teleseries.En teatro, sus grandes interpretaciones fueron en roles femeninos importantes, tales como en 'Hedda Gabler', de Ibsen en 1956; 'El círculo de tiza caucasiano' de Brecht en 1963 y 'Santa Juana' de Shaw en 1965. Culminó su dilatada carrera en los escenarios con su participación en la obra 'Provincia kapita', en 2004.

Cuando la conocimos en Antofagasta, ella venía de vuelta de premios, aplausos y reconocimientos. Compartimos dos días intensos y hablamos de lo humano y lo divino. Fue de esas veladas que se añoran y atesoran porque uno sabe que marcan a fuego. Ahora que se retiró en silencio, sin alardes ni titulares, sólo me cabe el consuelo de saber que vivirá por siempre en las imágenes de ese DVD donde es Alma, una diva que vive semi postrada, soñando con sus días de gloria y que es rescatada por un amigo que la ama entrañablemente. Grande Marés, para llorarla a mares.
fotografía: Pablo Navarrete (Director de arte y productor), Marés González (Actriz), Patricio Espinoza Aibar (Director), Roy Ciampy (Editor) Avant Premiere del film "Un Regalo para el Alma" Antofagasta 2003

viernes, 12 de septiembre de 2008

ANALISIS DE DOS FILMES DE PATRICIO ESPINOZA AIBAR



Análisis de dos filmes de Patricio Espinoza Aibar

DE REGALOS Y DE ORGULLOS:
TRÁNSITO HACIA LA ACEPTACIÓN

Por Víctor Bórquez Núñez, periodista.


El cine tiene la capacidad de inmiscuirse en las grandes epopeyas pero también en las pequeñas y desgarradoras tragedias cotidianas. Para lo uno, el espectáculo, el efectismo, la parafernalia y el desborde de recursos. Para lo otro, la cámara escrutadora, los primeros planos, los recursos mínimos –minimalismo- que no por ello desmerecen en lo que es menester de este arte: entretención y fascinación gracias a la imagen en movimiento.

Patricio Espinoza Aibar, oriundo de Antofagasta, hizo en 2003 ‘UN REGALO PARA EL ALMA’, a propósito de una exquisita anécdota: en un antiguo cité del centro de la capital una artista encerrada en su cuarto y parapetada en sus lentes oscuros ausculta sus recuerdos y revive sus viejas glorias gracias a un vecino que la adora y que para ella organiza una función de Madame Butterfly a la que se adhieren, cómplices de lo maravilloso, todos los amigos y vecinos del microcosmos en que viven los personajes. Para ella se inventa todo: aprovechando su ceguera, le regalan una función de Madame Butterfly que no resistiría ni siquiera una comparsa escolar, pero la magia de la amistad, el candor de su protagonista, la certeza de los sentimientos puede más que la ausencia de los recursos.

En un escenario igual de despojado, con los elementos esenciales, en 2006, Patricio Espinoza Aibar vuelve con ‘EL ORGULLO DE CLARA’, relato que gana en agudeza de guión, escarba con más saña en las máscaras que impone la sociedad y en un tiempo menor -20 minutos- se adentra en el retrato desgarrador y siempre contenido del amor de una madre que supera todo, con el estoicismo que sólo puede encontrarse en una mujer sencilla, dueña de casa, que revuelve la olla y sobrevive al borde mismo de la miseria en compañía de un hijo que intuye distinto pero que es su único orgullo.

Texturas

Lo que se agradece de este filme es su contención: aprieta a tal punto su historia, la minimiza y la recorta que, en su síntesis, saca justamente lo que se espera de un drama asordinado como éste: la emoción de un notable primer plano de Clara (notable Jimena Sáez) viendo como de reojo el televisor que le revela con la crueldad de la imagen electrónica la realidad de su hijo, un patético remedo de la bailarina de ‘Flashdance’ que, en su baile frenético, en su angustia, en sus piruetas y su patetismo, está declarando su verdad delante de todos y para todos, incluso para las vecinas que han visitado a Clara sólo para reírse, acaso, de lo que ella transforma en su declaración de principios como madre y mujer: ‘¿vieron? Mi hijo también baila’.

En el plano formal, se evidencia el gusto de Espinoza por las texturas y los colores que le dan el tono visual a su relato: los acercamientos a los objetos, a los vegetales, al mantel pintoresco, a la plancha humeante, a los vasos con el jugo configuran el detalle perfecto para decirnos acerca de la cotidianeidad sin subrayados innecesarios. El trabajo del entorno de Clara también rescata esa luminosidad que le da al filme un sello característico, especialmente en el pequeño antejardín y en las rejas de la vecindad en que viven todos. Esas texturas le dan una característica especial que embellecen un filme de evidente agudeza y de economía de recursos expresivos.

Actuaciones

Si el propósito de Espinoza como director y guionista era el de retratar el mundo pequeño, doméstico pero de fuerza interior desbordante de una dueña de casa, su objetivo se ha logrado plenamente. Su retrato de Clara es sencillamente un prodigio. Tuvo a su favor dos hechos que –aun cuando fueran casuales- son responsabilidad del director en su manejo: la manera en que Clara va haciéndose protagonista, su presencia fílmica, su transmisión de sentimientos, su callado calvario que deviene en orgullo y auto confirmación la elevan por sobre todos. Es ella, Clara, la que ha triunfado en medio de la ruindad cotidiana, del ‘copuchenteo’ de las vecinas, del maldito qué-dirán socialmente establecido como estigma. El otro elemento es el físico de la actriz que es aprovechado como guiño dramático contundente en sus movimientos, sus desplazamientos, su ausencia de histrionismo innecesario.
Frente a esta monumental construcción de personaje, Mauricio (Mauricio Burgos), el hijo que apenas se ve pero se insinúa, resulta evidentemente menos trabajado a nivel de motivaciones. Sabemos de su soledad, de su flojera, de su terquedad a través de su madre y conocemos su audacia para enfrentar su realidad ante las cámaras de TV gracias al programa que lo revela. Más allá no podemos saber de él. Porque acaso con cierto interés, la fuerza central no está en el descubrimiento de él –de su verdadera realidad- sino en el de ella –su madre- que lo hace elevarse por encima de su debilidad como personaje.
Los secundarios aportan para entregarnos exclusivamente un entorno. Las vecinas operan como detonante del plano final, magnífico, pero podrían no existir a no ser por el determinismo del director para hacer de ellas partícipes de este maravilloso momento final en que las tres mujeres se concentran delante del TV las unas para la burla, la otra para la aceptación plena de lo que fluye de su yo más íntimo.

Universo temático y formal

Emparentada con ‘UN REGALO PARA EL ALMA’, este filme encuentra perfecta coherencia con la línea temática que parece venir desarrollando Patricio Espinoza: lo que a este director le motiva, creo, es el develar la grandeza que ocultan las vidas mínimas, las tragedias cotidianas que por ser precisamente cotidianas, parecen no importar; la revelación de las imposiciones de una sociedad que se edifica sobre cimientos de hipocresía y falta de valores respecto de las personas y sus mundos.
En lo formal, una cuidadosa puesta en escena que con elementos mínimos dan cuenta de la planificada orquestación dramática, donde colores, texturas y formas se organizan coherentemente para revelar la fascinación que parecen ejercer estos detalles estilísticos en el director. El uso de la iluminación expresiva y plástica y de una banda sonora ajustada a la evolución de los personajes y su desarrollo dramático, le confieren a sus dos filmes una evidente conexión.
En lo meramente temático, es más que evidente el amor que siente Espinoza por sus criaturas: el vecino en ‘UN REGALO…’ y Clara en esta película dan cuenta de seres humanos que sobreviven, se superan y trascienden la levedad de sus existencias cuando se afirman como personas, cuando son capaces de despreciar las convenciones, cuando se despojan de las máscaras (las otras caras) y se sienten capaces de auto afirmarse como lo que siempre han sido: seres humanos, personas plenas.
Agradecemos que Patricio Espinoza persevere y siga adelante. Se intuye en él la ‘gran obra’ por venir si sigue adscrito a esta búsqueda expresiva que se ha impuesto como tarea. Le agradecemos, por encima de todo, ese plano notable en que Clara de reojo mira a la TV –nos mira a nosotros, los espectadores- y es capaz de transmitir todo sin necesidad del auxilio de las palabras. Bendito poder de las imágenes.

"UN REGALO PARA CLARA, SIEMPRE"

¿Qué tienen que ver mis trabajos anteriores con VENECIA ?...todo Lo que esta en ellos es la suma de lo
que pretendo decir.
"Lo de siempre" fue mi primer trabajo y es también un experimento que enfrenté, con el fin de construir una historia sin cortes y en orden cronológico. Como no tenía medios para editar, lo hice en la misma cámara. Construía el plano, luego cortaba y me ponía en el ángulo siguiente. Fue la primera vez que pude hacer una historia de principio a fin, con una cámara de video, un puñado de amigos de buena voluntad y muchas ganas, de eso ya ha pasado una década. El master de este trabajo, de casi media hora se perdió, sólo pude recuperar una vieja y deteriorada cinta VHS que trate de mejorar en mi computador.
"El Orgullo de Clara", es en realidad una vieja historia. La escribí el año 1998 a las seis de la mañana, después de que un amigo me despertara, cerca de las tres, para que lo acompañara a ver un show de transformistas en el "Quasar", un desaparecido local de Santiago. Esa noche vi por primera vez a Katiuzca Molotov que, ante mi asombro, desafiaba la fuerza de gravedad haciendo las piruetas mas increíbles mientras imitaba a "Alex", la heroína de "Flashdance". Al año siguiente se hizo un cortometraje para un ramo mientras estudiaba, pero años después el 2006 lo hice nuevamente. En ambas versiones trabajo la increíble Jimena Sáez, a la que llamo mi madre cinematográfica y a la que le debo demasiado. Ella y su Marido Omar López, que además fue mi maestro de cine, han estado siempre conmigo sin condiciones, como padres cinematográficos que son.
"Un Regalo Para el Ama", es un salto, pues es mi primer trabajo en cine, con actores de talla mayor: Daniel Muñoz, Marés González, Jimena Sáez y Mabel Farias. También es mi primer mediometraje que fue exhibido hasta el cansancio por los canales de TV nacionales, festivales varios, muestras de cine independiente, etc. Existe la versión subtitulada en francés, lo que permitió su circulación por el viejo mundo, Israel y el oriente. Existen miles de anécdotas sobre esta película, pero una de las más freak le paso a un primo mío, periodista, corresponsal de guerra de una agencia de noticias. Partió desde Paris a Afganistán a cubrir la guerra, fue tomado prisionero y le requisaron, entre otras cosas, una copia en DVD de "Un Regalo para el alma", que hasta entonces nunca había podido ver. Los captores se sentaron a ver la película, para comprobar que tipo de material era y la vieron completa, frente a él. No se la devolvieron, así es que se, que además de tantos festivales y muestras, también hace parte de la imaginaria de algún soldado afgano amante de Puccini.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

VALERIA DONATI


Romano, (El personaje principal de "Venecia" mi nuevo proyecto filmico y mi primer largometraje) esta frente al televisor, son las cuatro de la madrugada y esta aturdido viendo a Valeria Donati, la heroina del culebron mexicano de los setenta "Muchacha italiana viene a casarse", interpretado por Angelica Maria, que vive una romantica escena con Giovanni Francesco, el galán.
Hace sólo un momento llamo la novia de Romano desde Barcelona para revelarle que seran Padres, lo que le lleno de euforica felicidad, pero "Valeria Donati" lo ha cambiado todo.
Escribir sobre Valeria Donati, el personaje conflictivo, el antagonista de este film, no ha sido dificil. Yo conocí a un personaje similar cuando era un niño, en la decada de los setenta en el pequeño pueblo en medio del desierto más árido del mundo donde viví mi infancia. Se llamaba MANTOS BLANCOS.
Hoy ya no existe este lugar, pero la figura delicada, de voz dulce y de gran destreza en la cocina aun vive en mi cabeza. Recuerdo que llevaba el mismo corte de pelo del personaje de la teleserie mexicana. Robó del personaje no sólo eso, también su forma de hablar, de vestir y compraba, en una vieja tienda de música, los discos con la banda sonora del culebron, canciones que me interpretaba mientras yo me deboraba sus ricos platos. Lo curioso de este hecho es que la Valeria Donati que yo conoci se llamaba en realidad Luis.

LOCACIONES DEL FILM


LA CALLE PRINCIPAL DEL PEQUEÑO PUEBLO DONDE VUELVE ROMANO A REENCONTRARSE
EL VENECIA, EL RESTAURANT DE LOS PADRES DE ROMANO, DETERIORADO POR EL TIEMPO

LA LLEGADA AL PUEBLO, YA NO QUEDA NADA .
LA AVENIDA POR DONDE APARECIAN LOS CIRCOS Y POR DONDE DESFILABAN LOS DIAS DE LA INFANCIA